lunes, noviembre 22, 2010

Te odio.

Odio tu incriminante mirada.
Tus justas palabras.
Y los horriblemente hermosos lunares de tu cuello.

Odio tu excitante espalda.
La odio con todo mi alma.

Odio no poder evitar tus ojos.
Y ceder ante todo por ellos.

Por Dios, como te odio.
Sos tan dulcemente insoportable.

Te odio infinitamente,
Tanto que hasta incluso creo que...
[No lo voy a decir]

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