lunes, abril 28, 2008

PSIQUE -hablando a una pared- [capitulo doce]

12. Libertad.

-Crees que alguna vez seremos libres?
Somos libres. (Ya conocerán ustedes mi concepto de libertad)
-Estoy hablando en serio, de verdadera magia, de autentica libertad.
No se porque motivo siempre que ella hablaba de libertad yo sentía miedo, miedo por ella, por nosotros o por sus extrañas reacciones.

-Supongo que serás libre cuando salgas de acá-le dije.
Y me parece que no le gustó nada que le haya dicho eso.
Aparte dos segundo mi cabeza para pensar, que quizás nunca salgamos de acá, ni ella ni yo, y luego aprecié que ella ya había notado eso, y lo había hecho mucho tiempo antes.

Creo que metí la pata otra vez, eso es algo que nunca debería haber dicho.
Sólo existían dos cosas que jamás debía hacer: gritarle y hablar de imposibles (es decir, de cosas realmente imposibles, como la posibilidad de que alguna vez en esta vida volvamos a ser físicamente libres)

Note también que se angustió mucho al recordar que no saldríamos, y que por ende, jamás gozaríamos de lo que para mí es esa falsa libertad, pero que para ella parecía ser mucho más que eso.

Ya van dos y no se cuantas me restan,
Pero involuntariamente estoy contribuyendo a su inevitable destrucción.

Es increíble como el amor puede desestabilizar al más estabilizado de los seres.
(O al más igualmente desestabilizado en este caso)


María Sofía Borsini

lunes, abril 21, 2008

PSIQUE -hablando a una pared- [capitulo once]

11. Ella.

Hubiera detenido el tiempo…
En el instante preciso, perfecto, mágico, divino e inolvidable en el que la vi llorar.

Se que ella no quería que la viera, pero la vi igual.
Vi como los ojos se le llenaron de lágrimas cuando le pedí que me hable de ella.

No se quien habrá sido ella antes de ser un ángel.
No se quien habrá sido ella antes de ser ella.
Antes de encontrarse con esa paz celestial que la describe tan bien.

No se quien habrá sido, y no me la imagino de otra forma.

No se si estuvo enamorada, no se si tenia amigos.
No se si hablaba mucho o poco.
No se que le gustaba comer cuando salía por ahí.

No se como se llevaba con sus padres.
Y no se si le dolerá no verlos.
Porque por alguna extraña razón, aquí nadie la visita.

No es que ese sea un dato importante, no.
A mi tampoco vienen a verme y no es la gran cosa.

Se puede vivir igual, al menos yo puedo hacerlo.
Pero no se si ella podrá.
No se si ella no sufre en lo más profundo.
No se si ella llorara por dentro siempre y sólo a veces su interior se inunda haciendo que se le escapen esos cristales de sal cuando mira hacia el costado,
O hacia abajo.

Y que cuando chocan con la luz de su mirada forman el arco iris más hermoso que jamás he visto..

Debe ser que muy de vez en cuando amanece frágil.
Pero yo creo, y rectifico con mis propias conclusiones,
Que ella es frágil siempre.
Pero se esconde.
Se esconde detrás de un vidrio polarizado, y se quiere mostrar fuerte.
No se porqué ni para qué.
Porque yo podría cuidarla,
Y no habría necesidad de que mintiera tanto.
No habría necesidad de que se mintiera a si misma.

No se porque están dudando de eso tampoco.
Ya les dije, muchísimas veces les dije, que estoy loco, pero eso no me impide ser humano.

Y por qué no podría cuidarla?
Por qué no podría curar sus heridas?
Arreglarle sus alas para que vuele de nuevo?
Quien podría oponerse?
Que obstáculos habría?

Todo lo que necesitamos es amor.
Y yo la amo.
Pero no puedo decírselo,
Porque es muy peligroso.


María Sofía Borsini

PSIQUE -hablando a una pared- [capitulo diez]

10. Sus Palabras.

-No hables, me dijo
Quédate así, en silencio.
Las palabras solo arruinan las cosas.
Todo es perfecto cuando existe el silencio.
Es casi como el placer de la muerte.
Todo es perfecto cuando uno se esta callado.
Cuando uno esta muerto.

Pronto descubrí de donde provenía ese escalofrío que a veces recorría mi cuerpo.
Ese miedo inexplicable.
Ese miedo sin razón.
Era miedo a ella.
A ella y a lo que pudiera hacer, solo para demostrar que era fuerte.
O débil.
O para demostrar algo, o para que la escuchen.
O para que sientan lastima.
O para que le den cariño.

Pronto descubrí también que yo podía ser el culpable de esos pensamientos.

Antes de ella, yo no tenia nada.
Antes de mi, ella estaba perdida.
Y ahora?
Y ahora no se como esta ella.
Pero yo soy feliz.
Porque ella me hizo feliz.

Empecé a preocuparme por su obsesión con la muerte.
Empecé a sentir terror.
Ya no era miedo, no.
Era mucho más grave.

Y cada vez que no la veía me carcomía la desesperación.
Y cada beso que le daba era retrasar lo inevitable.
Porque en este tiempo llegue a conocerla muy bien.
Y ella sabía lo que quería mucho antes de conocerme.
Y ella hacía lo que fuera por conseguir sus objetivos.
Solo estaba esperando el momento.
Su momento.

Porque sabía que habría uno, siempre lo supo.
Y siempre lo tuvo en mente,
Pero yo me negué a aceptarlo.

Me creí tan importante como para cambiar su existencia.
Como para darle un sentido a su vida.
Y descubrí que lo que pasara no sería culpa mía (aunque así lo sintiera yo por siglos)
Descubrí que ella ya se había decidido,
Y que yo nada podría hacer al respecto.

Solo restaba esperar.
Y sacarle el mayor color a ese ángel que tenia en mis manos.


María Sofía Borsini.

viernes, abril 18, 2008

El túnel.

Dos semanas sin vos
Es mucho
Es una eternidad
Es un túnel sin salida y sin final
Sin luz
Sin nada
Vacío
Completamente vacío
Y conmigo adentro
Y lo peor de todo, con vos afuera
Sin poder cruzarte y sin poder verte
Sin poder tocar tus manos
Besar tu piel o mirar tus ojos
Olvidándome la contextura de tu cara
Dibujándola, imaginándola
Y desdibujándola después
Escribiendo por todos lados una palabra que empieza con I
Borrándola después
Volviéndome fanática de tu risa y de tu voz
Volviéndome neuro-psicotica
Enloqueciendo de a poco
Y amándote igual

¿Cuántas horas faltan?
No se, vos me dirás.

Maria Sofia Borsini

Sin titulo 10.

Si no me amas y dices que me amas,
Me estarías engañando conmigo misma.
Si no me amas y me tienes contigo,
Si no me amas y me besas igual.
Si no me amas y me dices que me amas,
Te estaría engañando, en el fondo, a tí.
Si no me amas, las caricias,
Hasta raspan y lastiman.
Tienes dagas en las manos,
Y en la boca, mil mentiras.

María Sofía Borsini

Ausencia o no.

Yo no se que gano con echarme en la cama y abrazarme sola, ni con taparme porque tengo frío sin tus besos.
Yo no se que gano con recordarte en cada segundo si se que es imposible que vengas, si se que no vas a tocar el portero por arte de magia, resumiendo un viaje de hora y media solo a segundos porque tu radar se puso en rojo y te enteraste que “tu Polaroid te extraña”.
Y capaz que ni te enteraste.
Capaz que estas durmiendo o tirado en la cama o escuchando música o preparándote para ir a trabajar.
O capaz que estas tirado en la cama durmiendo mientras escuchas música y te haces a la idea de mala gana que ya te deberías estar preparando para ir a trabajar. Uy si, y que encima hoy te toca de mozo…
Yo tampoco se que gano con extrañarte tanto justo en este momento preciso si ya se que mañana dentro de poco voy a estar de nuevo envuelta en tus brazos y me voy a olvidar de toda esta agonía sin vos.
Y tampoco se porque te extraño de esta manera enfermiza, contagiosa y te diría que casi psicópata ahora, si total ya pasaron 5 días (sí, cinco días completos) de estar bien bien lejos de tu aire y bancarmela mejor que hoy, que te tengo más cerca.
Cuando le encontré una respuesta te aviso, te mando un mensaje.
Por ahora te digo que te amo y nada más.
Ah, y te quiero.
Y te extraño.
Y que estoy acá.

Maria Sofia Borsini

Dificil.

No es fácil estar sin vos más de 3 horas o a lo sumo 4.
No es fácil porque a partir del minuto 241 ya te extraño mucho mucho, diría que demasiado.
Y ya me empiezan a quemar los brazos de no sentirte dentro de ellos.
Y ya me duele la espalda, la cintura y hasta la piel por no tener tus caricias.
Podría decirte que hasta me arden los ojos de verte solo estático en las mismas fotos.
Que se me secan los labios y me quedo sin voz. (Y sin vos)
Que no se utilizar mis oídos sin escuchar un TE AMO proveniente de tu cuerda vocal.
Que te extraño una noche más y que, definitivamente, cada vez va a ser más difícil.

Maria Sofia Borsini.

Distancia.

Estas lejos y no te veo.
No te escucho.
No te siento.
Estas lejos.
Estas difuso.
Pero estas.
En algún lugar estas.
En algún rincón.
En algún ángulo.
Cerca de alguien.
Lejos mío.
Aunque no quieras,
Aunque no quiera.
Aunque me mienta
Diciendo que estas acá.
No estas y no estoy.
Ves mi cuerpo pero mi alma no.
Ya te dije, no estas y no estoy.

Maria Sofia Borsini – viernes, 18 de abril de 2008.

PSIQUE -hablando a una pared- [capitulo nueve]

9. Perdón.

La vi, en el rincón de siempre, asomada por la ventana como aquella primera vez.
Me acerque, como en aquel entonces, convenciendo a mi boca de que haga el intento de hablar.
La cual, por alguna extraña razón, se negaba a acatar mis órdenes.

Hubiera sido muy gracioso verme ahí parado junto a ella sin emitir sonido.
Hubiera sido hasta cómico observar cada cuantos segundos iniciaba una mueca que cerraba inmediatamente antes de pronunciar palabra.

Y cuando estaba en el punto justo,
Y cuando por fin iba a vencer mi orgullo…

-Perdón-me dijo.
Y otra vez consiguió dejarme callado.

No entendí porque debía yo de perdonarla, pero me fue más fácil.

-Te perdono- le respondí.

Y las cosas volvieron a ser lo de antes,
Afortunada o desafortunadamente.

Luego de eso, me acercaba su soledad todas las tardes.
Me sentaba en el pasillo largo y blanco, blanco como todo lo demás.
En ese pasillo donde siempre la encontraba, apoyada contra la pared, confundiéndose con tanta blancura.

Solo llegaba y me sentaba, teniendo la seguridad de que estaría conmigo.
Algunos días hablaba, otros se dedicaba a besarme, y a veces, solo estaba ahí.
Pero de todas formas me agradaba la compañía de su soledad.

María Sofía Borsini

jueves, abril 17, 2008

El día que aprendamos a amar.

Estaremos juntos el día que
La tierra truene,
Las paredes hablen,
El cielo deje de llorar,
El corazón deje de sentir,
Mis lágrimas se olviden de brotar,
Los poetas se cansen de escribir,
Los pintores se olviden de pintar,
Los artistas dejemos de sufrir,
Los de arriba dejen de mentir,
Los de abajo paremos de soñar,
Mi autoestima decida aparecer,
Los héroes dejen de morir,
Las hojas no caigan en otoño,
La bestia deje de brillar,
El humano se harte de fumar,
Las almas se atrevan a huir,
El condenado se crea de nuevo feliz,
Dejemos de tomar atajos,
No nos quede más crueldad,
Sobrevivamos a la realidad,
No nos valgamos de pretextos para volar,
Estaremos juntos el día que todo sea perfecto,
El día que tus ojos me pidan perdón,
El día que aprendamos a amar.

María Sofía Borsini.

Algo.

Ok, siempre me gustaste un poquito.
Pero no tanto como para decir “guau, como me gusta este pibe”.
Pero un poquito si, la verdad que tenes ese “algo” que me hizo mirar dos veces.
O tres.

María Sofía Borsini [y el eterno retorno a lo idéntico.]

Jamás pense que encontraria la felicidad en tus ojos.

Jamás pensé que encontraría la felicidad en tus ojos
En tus labios, en tu piel.
Siempre tan distante, nunca te creí tan loco
Contra todos los pronósticos sos el dueño de mi ser.

Jamás creí que me estremecería así al besarte
Que me quitarías el aire, que me harías tanto bien.
Siempre tan paralelo que nunca jamás te cruzaste
Ahora ya no existo si no te vuelvo a ver.

María Sofía Borsini.

Tranquilidad.

No me digas lo que dicen todos.
Si vas a ser uno más, entonces, no seas Nadie.
Necesito cambios bruscos.
Ya me harte de los mares calmos.
Estoy aborrecida de tranquilidad, Rebalsada de ella.
Se me escapa por los costados, se me sale por los orificios y rajaduras de la piel.
Se me se dispersa por los ojos, la boca y la nariz.
Me chorrea del pelo, de los brazos y de la punta de los dedos.
Se me resbala por las piernas y se me cae de los pies al caminar.
Tranquilidad no, por favor, ya tuve bastante.
Tranquilidad, no quiero, ya no me cabe más.

En mi vida no hay finales de capítulos.
Solo un archivamiento letal en la memoria, para seguir leyendo más tarde.


María Sofía Borsini.

Verano.

[A mi nona]

Te quiero escribir una carta con todas esas cosas que nunca te dije, no se si fue por orgullo o que, pero estoy segura que debe haber sido por alguna de esas cosas idiotas que alimentan el estúpido ego humano.
Y te pido perdón, por no haber estado ni en el último momento que pude estar y lo sabía. Y tampoco haber hecho nada por estar en el anteúltimo ni en el anterior.
Yo no se si las cosas de verdad habían cambiado o si las dos poseíamos un engreimiento superior a nosotras mismas, pero los tres años sin ti no los sentí como tales.
Pero ahora si. O no se, estoy intentando hacerme a la idea que vos sos la primera persona cercana a mi, con mi misma sangre que me allega a algo que creía conocer más de lo que conozco.
Te digo que ahora sí, creo, porque ahora no tengo tiempo para pasar por la casa vieja con olor a años para ver tele y hablar. Porque ahora no vas a estar esperando nada sentada en el umbral. Porque ahora veo muebles que se van y carteles de ventas que entran, cajas de cosas, bolsas de ropa que creo, nunca debes haber usado.
Y recuerdos que quieren entrar en mi vida y que yo no se si quiero dejar entrar.
Porque no quiero pensar, por las dudas que desde tan lejos, igual me hagas mal.
Hubo un tiempo que adoraba estar junto a vos, y eras mi abuela preferida. Y no se exactamente cuando dejaste de serlo.
Le echo la culpa a que crecí. Y que ya no tenía más tiempo para “eso”.
O quizás me daba vergüenza afrontar que aún hoy, “eso” me gustaba tanto.
Y ahora te quiero dejar estás palabras, para alimentar la ingenuidad de que de alguna manera me escuches.

Que te puedo decir, el verano me quito muchas cosas, un amor, dos amigos, tres desconocidos y dos indispensables.
Me quito cosas planificadas y cosas que no. Y me quito algunos “alguien” que ahora no me acuerdo ni como se llaman, ni como conocí, ni como fueron tan importantes en mi vida.
El verano me quito muchas cosas, y entre ellas a vos.
Si de algo sirve que te pida perdón ahora que, creo, no podes escucharme, lo hago.
Perdón por todo…y gracias.

María Sofía Borsini – 28 de enero del 2008.

Celos.

La miraba con ojos de casamiento, de aniversarios, de hijos, nietos y vejez juntos.
La miraba con ojos de compromiso.
Lo se, me di cuenta.
La miraba con esos ojos…
Con esos ojos hermosos.
Con esos ojos con los que nunca me miro a mi.
No, claro, porque a mi me miraba como pasatiempo y diversión, como buenos besos y buenas noches, como artista de cabaret, como “te amo pero no”, como “te mentí, sos mi amiga y nada más”.
Y claro que nada más.
Y anoche llamo para pedirme perdón, pero yo se, yo se…
Yo se que me seguís viendo así, por más que ya no me mires y que todo eso te haga sentir culpable.
Yo se lo que fui,
Tu prueba, tu practica, tu “vamos a ver que pasa”.
Tu rata de laboratorio, tu experimento fallido, tus ganas de pasarla bien pensando que pasaba algo más.
Y mis estúpidas esperanzas de que pasara algo más con el tiempo,
Antes que lo notaras, y me dijeras que no.

María Sofía Borsini.