lunes, diciembre 24, 2007

PSIQUE -hablando a una pared-[capitulo seis]

6. Sus labios.

La bese.
Y su lengua se movía como loca.
Como toda ella.
Ella era locura.
Ella era luz.
Ella era ella.
Ella era amor.

Y su amor era mío.
No sabia cuan peligroso podía ser eso.


María Sofía Borsini

domingo, diciembre 23, 2007

Paralelismos.

Y entonces yo diré que no se de donde saliste, que no lo recuerdo bien. Y entonces vos dirás, que deje de actuar mis cantos, que lo se perfectamente porque fui yo quien te busco.
Y entonces yo diré que quiero que te marches, que desaparezcas, te esfumines y no regreses más. Y entonces vos dirás que ya deje de contradecirme porque fui yo la que te llamó a la cita en un primer lugar.
Y entonces yo diré, como siempre digo, que me haces mal, que me duele y me duele mucho. Y entonces vos dirás, como siempre dicen, que eso no fue tu culpa, y lo peor de todo, es que tendrás razón.


María Sofía Borsini - Domingo, 23 de diciembre de 2007.

viernes, diciembre 21, 2007

Clon.

Es como vivir contigo, es ver en su ropa tu olor.
Es encontrarte a ti en sus ojos, es descubrirte en su forma de caminar.
En su forma de hablar o quedarse callado.

Es despertarme día a día, y que tu recuerdo me salude, me diga buenos días, y me invite a desayunar.
Pero el no sos vos, porque el, por ejemplo, no sabe que no desayuno.

Luego, me acompaña al colectivo (ese que nos corresponde a los dos).
Y me deja subir primero, calculo que ese “caballerismo” es una cuestión de sangre, charlamos de banalidades, porque supongo que el debe suponer, que hay temas de los cuales es mejor no hablar.
El se baja en la parada que le concierne, y yo, dos cuadras más allá.

El a veces te roba tus manos, pero solo a veces, porque tus manos son irremplazables.
El a veces me llama como vos, y yo me doy vuelta creyendo escuchar tu voz, cuando solo hay un eco.

El, a veces, es parte de la penumbra que no me deja ver y me tapa la salida.
Y el, algunas otras veces, extiende su mano para expulsarme a salir, o impulsarme a hundirme más adentro.

El sos vos, pero no lo sos.

El no consigue enamorarme (por suerte).
Debe ser porque el amor salio de stock en el mismo momento que desapareciste de la vida.
No solo de la mía, de la de todos, porque te borre de todos lados para no creer que era solo yo la que lo sentía.

Quizás sea egoísta, pero era hora de preocuparme por mi misma, no te parece?
Además, tanta bondad no me estaba conduciendo a ningún lado.
A veces me dan ganas de ser yo la que haga sufrir a los otros alguienes.

Pero volviendo al tema, el y vos comparten el todo. (Se que no lo entenderás pero yo lo entiendo)
El y vos, están cerca.
Vos solo tenes 75 kilómetros…
Y el esta tocando la puerta porque se olvido la llave.
Otro día la seguimos, un beso. Chau.

María Sofía Borsini – Viernes, 21 de diciembre de 2007.

El oportuno.

Ese segundo que pasó, que acaba de pasar corriendo,
Ese, ese era el indicado.
El perfecto, el esperado,
El oportuno, el único.
Pero ya pasó. Y lo note medio minuto y tres segundos más tarde.
Que lastima, a veces soy lenta para apreciar la ocasión.

Y yo te decía, te decía que esto iba a terminar mal!
Y vos que no me hacías caso!
Y vos que no me querías creer!

Ves?
Ahora ya es tarde.
Ves?
La confianza nos hizo trampa.
No deberíamos haber averiguado tanto.

Me quedo con la ingenuidad de hace tres o cuatro días.
Donde sabía menos, mucho menos, de todo lo que me contaste hoy.

María Sofía Borsini – Viernes, 21 de diciembre de 2007.

Año nuevo.

Puede haber cambiado la vida,
Un poco, mucho, bastante…
Podes notarlo o no.
Me puede hacer mal o puede no importarme (difícil que no me importe)
Pueden haber pasado tres años, dos décadas, seis meses, o quince mil dos cientos años luz.
Pero el poema sigue intacto,
Pero el poema sigue igual.

Podes no ser siempre el mismo.
Podes no siempre ser vos.
Capaz que el primero tuve la gracia, el segundo la inspiración y tercero me robo las palabras.
Podes ser vos, ya te dije.
O pueden ser todos juntos.
Pero la canción siempre es la misma.
Pero la canción siempre se adapta a cualquier nombre.

Que cambie la letra? Puede ser.
Pero no su melodía.

Te podes haber marchado,
O podría irme yo.
Pero siempre la misma distancia se mantiene entre los dos.
Ni un kilómetro más
Ni un centímetro menos.

Y si parecían leguas, lo seguirán siendo.
Y si parecían milímetros, mañana también lo parecerán.

Y por que escribo esto?
Porque escribo esto no se.
Debe ser el cambio de año me pone melancólica-pensativa.

Si, ya se lo que vas a decir.
A mi todo me pone melancólica.
A mi todo me hace pensar aunque diga que no pienso.

Pero todo comienzo que se abre, deja siempre un fin que no se cierra.

María Sofía Borsini – Viernes, 21 de diciembre de 2007.

#6

Descubrí que la mejor manera de ser feliz,
Es estar lejos tuyos.

(Más lejos mejor)

María Sofía Borsini

miércoles, diciembre 19, 2007

PSIQUE -hablando a una pared-[capitulo cinco]

5. Nuestros días.

Las charlas se hacían cada vez más sucesivas.
Y cada vez más interesantes.

No podía creer todo ese mundo que habitaba dentro de ella.
No podía creer como la habían condenado a esta cárcel blanca.
No podía creer que alguien pensara que estaba loca.

Cuando la medicación hacia su efecto sus labios dejaban de moverse.
O se movían lentos, imperceptibles.
Y ahogaban palabras.
Palabras que parecían tontas, pero no lo eran.

Y hablaba cada vez más despacio, hasta casi no emitir sonidos.
Y a veces no podía escucharla, pero cuan hermosos eran sus labios al moverse.
Creo que conocí la felicidad solo por ver esos labios.
Solo por concentrarme en ellos y en su movimiento.
A veces no necesitaba escucharla,
Solo con ver sus labios sabía que lo sabía todo.
Solo con verla mover sus labios.

Había encontrado a mi ángel,
Ahora soy feliz,
Ahora puedo morirme en paz.


María Sofía Borsini

lunes, diciembre 17, 2007

PSIQUE -hablando a una pared-[capitulo cuatro]

4. Sus delirios.

Jamás la encontré en esta tierra.
Cuanta suerte tenía.
Volaba, volaba cada día en otra dirección.
Hoy estaba en Paris o en Roma.
Mañana volaremos juntos.
Si es que me permite acompañarla.

Hablaba con más cordura que realidad.
Cuando hablaba.
A veces, solo callaba en silencios eternos.
Y aun así yo podía comprenderla.
Lo sabía todo
Y no sabía nada.
Encerrada en su burbuja de cristal
Presa en su cárcel de ansiolíticos.
Eterna y sola.
Asustada tras su pared.

Pero viva.
Siempre viva en su mínima necesidad.
María Sofía Borsini

domingo, diciembre 16, 2007

Minuto 61.

Le basto solo ver la daga frente a él para terminar de decidir sus pensamientos.
Recorrió la habitación una vez más sin dejar de observar el reloj.

Y fue entonces, en el minuto 61, cuando descubrió que le gustaba ser irreal.

Dio dos pasos al frente para acercase al espejo, y cuando estuvo frente a él, miro profundamente los ojos de su peor enemigo (sus propios ojos) y luego de pensarlo dos milésimas de segundo, estiro su brazo con todas sus fuerzas apuñalando el cristal.
Inmediatamente sintió el impacto, soltó la daga aferrándose a su ser. Y con sus manos ensangrentadas vio, mientras caía lentamente, como frente a él se partía en mil pedazos, su propio reflejo.

María Sofía Borsini – Domingo, 16 de diciembre de 2007.

sábado, diciembre 15, 2007

PSIQUE -hablando a una pared-[capitulo tres]

3. Miedo.

No se por qué después de conocerla tuve miedo.
No se de que tampoco.

Pero si se que pase los días siguientes en un comienzo de paranoia.
Creando barreras que no pudieras cruzar.
Y que cruzabas, indefectiblemente.
Y que seguías cruzando de una forma u otra.

Con esos ojos, con esa mirada.
Con esa boca, con ese anexo de labios perfectos.
Con esa personalidad.
Con esa luz que irradiabas al caminar.
Con ese color de primavera.
Con ese olor a libertad.
No me buscabas, pero pasabas frente mío.
No me mirabas, pero volteabas al cielo y lo contemplabas fijo.
No me hablabas, pero aún así escuchar trabajar el silencio de tu mente era impagable.
Y a veces no estabas, pero no te podía sacar de mi imaginación.

Y fue entonces que decidí hablarte, otra vez.
Por que en lo profundo de mí, sabía que necesitabas hablar con alguien.
Aunque lo disimularas bien y no lo pareciera en absoluto.
Sabía que querías que me acerque de nuevo.
Aunque no supiera exactamente que razones tenía para justificar eso.
Sabía muchas cosas que nadie podía confirmarme.
Pero las sabía.
Las creía.
Las suponía.
Y me las aseguraba solo.

Y si no eran verdad, no importaba.
Para mí lo eran.



María Sofía Borsini

PSIQUE -hablando a una pared-[capitulo dos]

2. El primer contacto.

Sobrevivía a mis días sin razones para hacerlo.
Sentado en el pasillo, mirando a las otras almas y sus motivos.

Y pasaban los pasos, y pasaban sus pies.
Iban.
Volvían.
Iban de nuevo.



Y al no verlos volver salí a buscarlos.

Y los vi allí, contra la ventana.
Disfrutando de todo ese aire que no era nuestro,
De toda esa libertad que no tendríamos jamás.

Me acerque.
Intente acercarme.
Y por primera vez en este encierro sentí algo.

Creo que era miedo.
Miedo al rechazo.
Si, debe haber sido eso.

-Te molesta la compañía?
No.
-Te molesta la soledad?
No.

(Sonreí.)

-Hay algo que te moleste?
Las drogas, la guerra por la paz, las frases sin sentido, los que no paran de hablar, la felicidad falsa, los falsamente felices, el éxito no merecido, el merecido éxito que no llega, los pájaros que no son libres y la tranquilidad abusiva.



La mire. Y esa mirada era hermosa.
Y no pensé en lo que me dijo.
Solo me perdí en esa mirada.

Creo que me estaba enamorando de esos ojos.

Hoy podría decir que conozco el mar más perfecto.
El único mar oscuramente profundo y celestemente bello.
Ese mar que oculta tantas cosas!
Ese mar que se oculta en sus ojos para que no pueda verla.

Y me daban bronca mis ojos marrones mirando los suyos.
Porque los suyos eran suyos.
Porque los suyos eran perfectos.

-No odio a los pájaros que no son libres,
Odio a las personas que se creen dueñas de su libertad.

(Esa frase me bajo de la perdición de sus ojos a la tierra)
Y descubrí que seguíamos ahí,
Que ni ella ni sus ojos se habían ido.
Y que ella y sus ojos seguían mirándome.

Y me sentí incomodo.
Y baje la mirada, para no enceguecerme con tanta luz.

Era perfecta, hasta sus palabras lo eran.
Hasta sus manos alcanzando el sol y tiñéndose de él.
Hasta sus dedos tocando el aire y llevándoselo al cuerpo.
Hasta su piel vistiéndose de día y luz, y aire y color, y sol, mucho sol

Tanta vida en un cuerpo tan pequeño.
Tanta vida y tan poco espacio para dejarla vivir.


María Sofía Borsini

Ansiedad.

(A mi amigo-filosofo, Ramiro)

ANSIEDAD: f. ansia. Estado de inquietud de espíritu.

Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Te jode eso?
PSIQUE-yo creo y con eso basta-dice:
-Que cosa? Ser ansiosa?
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Si, el no poder controlar tu ansiedad.
PSIQUE-yo creo y con eso basta-dice:
-Mm… No se.
PSIQUE-yo creo y con eso basta-dice:
-Digamos q soy "valiente" porque soy ansiosa.
Porque no puedo esperar q alguien actúe antes q yo, porque me parecería q si no hago las cosas yo no las va a hacer nadie.

PSIQUE-yo creo y con eso basta-dice:
-Y entonces, si, soy ansiosa, pero es positivo.
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
Jajajaja
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Está buenísimo
PSIQUE-yo creo y con eso basta-dice:
-Luego la "ansiosa valentía" se transforma en algo q es "apresuramiento" y entonces terminas diciendo "pedazo de estúpida, porque no esperaste?"
PSIQUE-yo creo y con eso basta-dice:
-Y al final, no se si me gusta o no ser ansiosa.
PSIQUE-yo creo y con eso basta-dice:
-Y ya mismo me voy a poner escribir sobre eso. Jejeje.
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Me parece bárbaro, pero por favor, propone una solución final al problema en tu escrito.
PSIQUE-yo creo y con eso basta- dice:
-Eso va ser difícil
PSIQUE-yo creo y con eso basta- dice:
-Ok. Voy a deliberar y ver cual seria la posible solución
PSIQUE-yo creo y con eso basta- dice:
-Aunque después no la siga en la realidad, pero bueno.
PSIQUE-yo creo y con eso basta- dice:
-Estoy segura q Bucay no seguía cada uno de los consejos que escribía (o copiaba) en sus libros de autoayuda.
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Cuantos tipos de personas que hay.
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Yo soy de los que controlan la ansiedad (y la sufren, porque el pensamiento te carcome)
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Hay otras personas que dan los pasos porque no pueden con su ansiedad.
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Pero después se frenan, y una vez que te embalan, te dejan pagando...jajaja
PSIQUE-yo creo y con eso basta- dice:
-Jaja, es verdad, muchos, yo no soporto estar esperando que el destino haga algo por mi, si nadie hace nada, bueno, entonces lo hago yo. Pero yo cuando me embalo mal no hay con q frenarme.
PSIQUE-yo creo y con eso basta- dice:
- Y termino pasando de largo.
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
Jajajajaja.
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Pero está bueno.
PSIQUE-yo creo y con eso basta-dice:
-Claro! porque de ahí no hay forma q vuelva después!
PSIQUE-yo creo y con eso basta- dice:
-“Cuando uno empieza correr, hay mil formas de seguir, peor ninguna de volver.”
Creo que Fito Páez decía algo así.

Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Yo conozco gente que se pegó la vuelta…
PSIQUE-yo creo y con eso basta- dice:
-De esos no conozco, debe haber, pero como yo sigo de largo no me los cruzo nunca.
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Claro.
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Es que son ellas.
PSIQUE-yo creo y con eso basta-dice:
-Ellas?
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Si... las mujeres.
PSIQUE-yo creo y con eso basta-dice:
-Ah ok, me siento excluida de un grupo al cual debería pertenecer.
Al menos por naturaleza.

Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-No, no, quédate en el grupo que estás
PSIQUE-yo creo y con eso basta- dice:
-Es que cuando uno está solo no es grupo!!!!!!!!
Ese es el problema.
O quien nos mando a ser tan poco sociables q estamos todos dispersos!

Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Manos maléficas, maquiavélicas quieren dispersarnos.
PSIQUE-yo creo y con eso basta-dice:
-No me cruzo con uno como yo ni por cambio de carril!
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Jajajaja
Ra: abandon entuoré d'abandon dice:
-Los polos iguales no se atraen sofi
Solo los opuestos
PSIQUE-yo creo y con eso basta- dice:
-Maldita sea, es cierto.

De todas formas, no esperes que tenga una buena conclusión para esto.

María Sofía Borsini – Sábado, 15 de diciembre de 2007.

PSIQUE -hablando a una pared-[capitulo uno]

1. Perfectamente imperfecta.

Camina tan bien.
Se mueve tan bien.
Respira tan bien.
Es perfecta.
-Esta loca.
Es perfecta.


Es un ángel vestido de Esquizofrenia.
Que disfruta de automutilarse hasta desaparecer de este mundo.
Hasta pegarse un tiro en la cien.

Podemos disfrutarlo.
Podemos estar juntos.
Podemos ser felices.

Nadie es perfecto.
Porque lo perfecto es insoportable.


María Sofía Borsini

domingo, diciembre 09, 2007

#5

Yo creo que,
Como todas las personas en este mundo,
Tenés miedo.
María Sofía Borsini
(Y creo que yo también, si es que eso te tranquiliza,
pero hay cosas peores, por ejemplo, morir con las ganas de haber vivido)

sábado, diciembre 08, 2007

#4

No se como hacer para que lo entiendas,
No se como hacer para que lo veas.
Quizás no lo veas nunca,
Quizás no lo entiendas jamás.
María Sofía Borsini

martes, noviembre 27, 2007

Sin Titulo.

Que decirte…
Que decirte, no se!

Podes ser vos, el de hace tres años, o podes ser quien seas ahora,
Pero de todas formas no serias quien he conocido,
Y no volverás a serlo nunca.

Es un recuerdo que no se borra fácil.
Pero se ha desteñido con el agua, con el viento y con el frío.
Se ha desgastado en kilómetros, en otros besos y palabras vacías.
Y se ha debilitado en nuevas emociones, nuevas ilusiones y nuevos desconsuelos.

Y como explicarte…
Como explicarte, no se!

Supongo que debió ser por el tiempo, pero por el tiempo que hoy tengo la suerte de contar.
No por el tiempo que pasó y que creí suficiente, cuando no lo era.
O por el que aún no paso, o por el de ahora, que se ve peligrosamente adecuado.

Entonces, como entenderte…
Como entenderte, no se!

Y aunque tuve la intención de intentarlo, pronto descubrí que lo he intentado otras veces y nunca me dio resultado, o jamás llego a un buen puerto.
Entonces, como tragar el mal sabor que me deja en los labios tu repentino amor y repentino olvido?
Como apuntarte, que por mi quisiera, pero que ya estoy grande, y no creo en los cuentos como antes.

Y esa progresión, para bien o para mal se lo debo a lo que hiciste, que para bien o para mal, tuvo algún impacto, tuvo una repercusión y me afecto de algún modo.

Y más para mal que para bien, creo que la propia educación que me has dado hoy no te convence, y desearías bastante que fuera tan ingenua, como cuando apenas pusiste tus manos sobre esta cabeza, y empezaste a moldear esta, la pupila de tu posible destrucción.

María Sofía Borsini – martes, 27 de noviembre de 2007.

Segura derrota.

Me deje rendir, cuando me supe sin armas, sin fuerza.
Me deje rendir cuando encontré inútil luchar por ti.
Me deje rendir cuando ya habías hecho una decisión, y yo no me encontraba en ella.
Me deje rendir cuando no hallaba lugar para mí en tu vida, y era muy incomodo pedírtelo.

Me deje rendir o me quede sin ganas.
Me quede sin ganas o tuve que aceptar tus prioridades.

Fue lo más razonable,
O fue lo único, lo único que podía hacer.

Me deje rendir porque me sentía perdida.
Me deje rendir porque cada vez me volvía más inútil, más dependiente.
Me deje rendir, no se, por que era lo que pretendías.
Que me rindiera, que me rindiera sola, desgastada y sin fortalezas.

Y me deje rendir, y no conseguí nada.
Tampoco era que estuviera esperando algo, pero quien sabe.

Solo me deje rendir, y comencé a buscarle un nuevo sentido a todo esto.
Si, claro, como si todo esto tuviera algún sentido.

Me deje rendir por ociosidad o por conformismo.
Me deje rendir y punto, sin razones, explicaciones o motivos.
Y si de todas formas los tuviera, no habría nadie que quisiera escucharlos.

Me consumí en una segura derrota.
Me vestí de banderas blancas.
Deje volar a miles de palomas.
Y aún no comprendiste que vine en son de paz.

De todas formas, pacifica y blanca se que no existo.
Ni tampoco en guerra, en guardia,
O disparando contra ti.

María Sofía Borsini – Martes, 27 de noviembre de 2007.

lunes, noviembre 26, 2007

#3

Que se yo,
Yo me quedo acá, atrapando algún sueño.
Y si me aburro no va a ser tu problema.
Porque vos no tenes porqué cuidarme.

La duda es hermosa,
pero tener tantas dudas ya no es divertido.

María Sofía Borsini

Te ví.

Hoy te ví.
Después de dos meses que no te veía.
Después de dos meses que me moría por verte.
Hoy te vi de casualidad.
Sin planeamientos, sin estrategias.

Hoy te vi,
Más o menos de a 50 metros.
Hoy te vi, creo q a media cuadra.
Hoy te vi y no me viste.
Pero te vi, te vi, te vi.
Y te vi distinto.

Y me cuesta creer q eras vos.
Y hubiera preferido no haberte visto.

Y es que todos los días volteo la mirada a esa esquina.
A esa cortada, para espiar.
Y ver que no te veo.
Y saber que no estas.
Pero hoy estabas. Hoy estabas, si.
Y te vi, te vi y no me viste. No me viste pero te vi.


Y como te decía, estabas ahí
Haciendo nada, como siempre.

Te vi y me perdí.
Te ví y me sentí bien.
Te vi y me sentí mal.
Te ví.
Estabas ahí y te vi.

Obsesionada yo?
Nada que ver.

María Sofía Borsini – Lunes, 26 de noviembre de 2007.

Partir.

Ojala fuera tan fácil dejar partir tus manos, dejarlas partir y ya.
Decirle adiós a esos dedos tan perfectos, y creer, aunque sea sólo por medio minuto creer, que no los extrañaría.
Pero cada vez me es más difícil engañarme.
Y debe ser por eso que no puedo soltar tus ojos.

Tus ojos! Tus ojos!
Esa mirada que habita en tus ojos!
Tan azules, tan profundos, tan inmensos!
Si tuviera que describirte solo eso te diría, y así estaría diciendo todo.
Mar, habita el mar en tus ojos.
Mar, me haces acordar tanto al mar!
Mar, si, mar! Que palabra tan perfecta! Y que bien combina con tu nombre!

Tu nombre! Otra palabra perfecta! Palabra que repito, insensatamente!
Siete letras que me han arrancado cualquier cordura que podía quedarme.
Y que bien que se siente, estar en la nada!
Porque lo se, ya lo he perdido todo, pero estoy tranquila, ya nada tengo por perder.

Y morir, si, morir, porque se que ni viviendo por ti siquiera, conseguiría que regreses!

María Sofía Borsini – Lunes, 26 de noviembre de 2007.

Fidelidad.

Su cuerpo es anfitrión de caricias
Que rechaza sin siquiera dejarlos entrar

Sus brazos son cárceles de abrazos
Que no deja salir
Que no permite que se enreden en los brazos de otro alguien.

Te ame, si te amo mucho.
Te ame más de lo que podría imaginar.
Y más de lo que querías.
Más de lo que necesitabas.
Te ame hasta hartarte.
Te ame, si, te ame.
Pero no.

Te ame, si, te ame.
Pero no sirvió.
Pero no pude.
Pero no.

Y parece que es ella quien tiene amor en la medida justa.
Y de ella no hay sobras.
Seguro que no.
Y yo podría haberte amado más si hubieras querido.
Si hubieras querido.
Pero no.

Me da bronca tanta fidelidad de tu parte.
Me da bronca que seas tan feliz.

No conocías mi lado egoísta?
Acá está.

María Sofía Borsini – Lunes, 26 de noviembre de 2007.

No somos amigos.

(Al Recuerdo Retornante Que Empieza Con E)

Eran 27 los contactos conectados.
-Uh, zarpada!
Sí.
-Con cuantos hablas?
No respondí, hice un gesto.
Con ninguno, muy difícilmente le respondo a alguien.
-Ah, sí. Algo me habías contado…
Puede ser.
-Contame si queres.
No, no quiero.
-Dale, somos amigos.
No, no somos amigos.
Durante una semana de mi vida fuiste mi amigo, luego fuiste mi novio, y cuando dejaste de serlo no fuiste nada, entendes? O sea que ahora somos nada, ni amigos, ni novios, ni amantes ni nada. NADA.

No se porque me mira y se acerca a mi boca, no se porque intento alejarlo y me quedo sin fuerzas, no se porque me ahogo diciendo que no, no se porque no me escucha, porque nunca me escucha.
No se porque se le ocurre la estupida idea de jugar conmigo, como si tuviéramos apenas cinco años, porque me hace cosquillas, porque me acaricia, porque se me acerca, y finalmente me roba un beso, ese beso que siempre digo que será el último, esa contradicción que ya debería dejar de decir.

Perdí todo interés en el juego, llega un punto en el que me canso de intentar desatar sus manos inútilmente, y digo, “bueno, otro día en el que terminaremos igual”, y me dejo besar por su boca, y me dejo tocar por sus manos, pero ya no lo siento, ya no lo siento como antes, ya no lo siento como solía sentir, ya no siento NADA.

Y el sexo se torna aburrido, porque ya no lo amo, y porque el tampoco me ama a mi, y aunque me digas que eso “no tiene nada que ver”, yo se que tiene que ver y mucho, porque antes de que hubiéramos matado cualquier rastro de amor entre nosotros, sentirte dentro mío era lo mejor que podía pasarme.

No se exactamente cual fue el momento preciso en el que deje de engañarme, no se cuando fue, pero estoy segura que hubo una de estas tardes de abril o mayo, en las que te buscabas una excusa para venir a mi casa, y hablábamos como civilizados amigos, y después empezabas con lo de siempre, las cosquillas, los besos, las manos…

Hubo una tarde en la que empecé a sentir esto, esto que siento ahora, o sea, NADA.
Cuando me di cuenta que era solo un conformismo a tu persona, era estar tan cansada de pelear contra vos y por tu respeto, que me dejaba llevar fatigosamente por algo que no era lo que quería.
Algo que ya no era lo que quería, porque increíblemente ya no te quería, YA NO TE QUERIA.

Y me parece que aún no me entendes, que aún no queres creerme.
Obviamente, después de todas las veces que dije “basta” yo tampoco me creería.
Pero te sorprenderá saber que esta vez es cierto, y es inútil que me vendas esa falsa imagen de “terminamos, pero ahora somos amigos”.

Porque no puedo ser amiga de alguien a quien ame, y no puedo ser amigo de alguien que se empeña en besarme y no me escucha cuando digo que no, y no puedo ser amigo de alguien que a esta altura ya me da asco.

Si ya te sentís ofendido podes cruzar esa puerta para no regresar jamás, si aún podes soportar que te diga lo mucho que aborrezco tu comportamiento y lo estupido que te ves al dejar que te conforme como un infante, sentante, que tengo bronca e impotencia acumulada de dos años.

Porque, aunque suene irónico, duramos más tiempo clandestinos que juntos.

Y aunque te parezca figurita repetida, ya me canse. O mejor dicho, de harte.
Si, ME HARTE DE VOS.

Así que, si no te molesta, correte, permiso, quiero seguir con mi vida. Gracias.

María Sofía Borsini – Lunes, 26 de noviembre de 2007.

viernes, noviembre 23, 2007

Sin Titulo 3.

(Recuerdo de un 14 de Febrero, Lejos, Lejos)

Todavía me niego a creerlo. Estoy esperando a que me mires, te rías y me digas “tonta, era un chiste” como siempre solías hacerlo.
Pero no.
No me miras fijo y no te reís.
Intento agarrar tu cara, y la desvías, escondes los ojos y apretas los labios.
Y doles. No sabes cuanto doles.

Podrías decirme que es mentira aunque sea verdad.
Y aun así, sabiendo que mientes, te creería.
Te juro, lo haría.

Pero justamente hoy se te dio por ser honesto.
Y la honestidad me duele. No sabes cuanto me duele.

Vamos, todavía podes decirme que es mentira.
Decilo! Decilo!

Te callas, te callas por horas, y me abrazas fuerte, parece una despedida, es una despedida. Y te estoy abrazando por última vez, y te extraño. Confirmo que ya te extraño.

Te pido que me sueltes, que te vayas, que te arrebates de mi vida y que jamás, jamás regreses.
Y en realidad lo único que quiero es que estés aquí por siempre.

Quiero despertar, que todo esto sea solo un mal sueño y nada más.
Y por primera vez, le tengo más miedo a la realidad.
Porque se que esto es real, y esa es la peor parte.

María Sofía Borsini – Viernes, 23 de noviembre de 2007.

martes, noviembre 20, 2007

Juan.

(A pedido de mi Psicologa, A la cual, Misteriosamente, Deje de visitar)

Me llamo Juan, porque siempre hay muchos.
También podría llamarme Pablo o Martín, pero esos ya son menos, así que me quedo con Juan, para continuar con el “anonimato no anónimo”.

Me llamo Juan y me gustan las chicas con mucho pelo que se irritan cuando se les infla por la humedad.
Me gustan las chicas que prefieren caminar 30 cuadras largas. Muy largas, antes que tomarse un micro.
Me gustan las chicas que usan Jean porque saben lo bien que le quedan, y me gustan las chicas que se ponen polleras para enloquecer con esas larga, largas piernas.
Me gusta esa clase de chicas que nadie mira, que pasan desapercibidas por ahí pero que son toda una estrella por dentro.
Me gustan esas chicas que esconden tanto pero tanto, que jamás llegas a conocerlas por completo.
Me gustan las chicas como María por ejemplo, y le digo María porque de ese nombre también hay muchas, ¿Quien no conoce al menos una María? , aunque sea María algo o María a secas, siempre las hay.

Entonces, María se llama la mina más piola que conozco.
La que se ríe de todos mis chistes sin recriminarme ninguno. La que pasa horas frente al espejo viendo que ponerse pero después te dice que se levanto tarde y que ni siquiera se peinó.
Yo igual no le creo, porque yo la conozco, yo se como es María.

María es un sol que camina, es como la luz con ojos y patas.
María carece completamente de algún extracto de ego, es la dueña de la autoestima más baja del mercado.
María no se valora, pero yo si valoro a María.

Maria es de esas chicas que no cruzas en cada esquina, no señor, capaz que con fortuna puedas encontrarte una María cada cuadra y media, si es un día de suerte, si esta lindo afuera y se les da por salir de ese refugio-habitación en el que viven y se esconden de la realidad que les lastima los ojos y las enceguece cuando hay mucha claridad.

María es casi-perfecta, y me encanta María.
Pero María no puede ser mi novia, porque María es mi amiga.
Quizás alguna vez pudo serlo o lo fue, pero ahora no, porque ahora no se puede.

A María la conozco hace más o menos dos o años, o capaz que tres.
Pero en realidad parecen que fueran cien siglos, o veinte o diez.
Diez, creo que con diez me alcanzan.

María es de esas personas que saben todo de uno, a veces más que uno mismo, y uno nunca sabe de donde lo saco, quien se lo contó, como lo aprendió, o como se dio cuenta.
Y uno cree saber todo de María, pero siempre hay “algo más” que nunca llega a saber.
Con María podes hablar de lo que quieras, María nunca te va a decir que no a nada.
María es una chica muy abierta, que sabe entender cualquier cosa, por más que no le convenga, que le haga mal, o que salga perdiendo.
María prefiere la verdad antes que cualquier mentira, pero María miente a veces para no lastimar a los demás.
María no confía mucho en si misma, pero nunca me dijo porqué y yo tampoco me anime a preguntar.
María tiene un pasado largo y un alma herida, que no cualquiera va a poder curar, pero ella está segura que en el mundo existe alguien, que sólo es cuestión de buscar.
Y yo espero que tenga razón y que lo encuentre, porque María no nació para estar sola, y alguien debe merecer todo ese amor que ella tiene para dar.

María estaba muy mal cuando yo la conocí, María estaba oscura.
María estaba llorando y me llamo a mí antes que a otro, María me hablo de cosas que yo no entendía, pero María confió en mí. Y eso aún hoy me pone muy feliz.

A María después se le enredaron los cables y yo se los cruce más y más. Y María hoy sigue enredada, pero lo disimula y sólo lo dice de vez en cuando, cuando el alcohol la justifica y después puede remendarlo todo diciendo que era una broma y nada más.

No me gusta que María tome, y que ahora haya empezado a fumar tampoco. María se hace mal porque quiere castigarse no se porque, porque no fue culpa de ella no saber elegir, porque no fue culpa de ella confiar de más.
Porque no fue culpa de ella querer vivir.

A María le gusta que los chicos usen cadenitas o collares o cosas así. Y a María le gusta saber el porque de todo, conocer las historias y escuchar, escuchar mucho, y mirar a los ojos, de vez en cuando, cuando entra en confianza y se anima a empezar.

Y María no se olvida nunca de nada, no se si es porque no puede o porque no quiere, pero esta bueno a veces que no sepa olvidar. Porque te deleita con anécdotas locas que barrió el tiempo, que uno nunca recuerda, pero cuando se las cuenta se ríe, y se pone melancólico y nostálgico de todo lo que pasó y probablemente no vuelva a pasar.
Debe ser por eso que María casi siempre esta triste, porque piensa mucho, y en esas cosas es mejor no pensar.

Cuando María esta triste nadie le dice nada, pero cuando esta feliz todos le preguntan porqué, y María nunca sabe que responderles, porque cuando ella esta feliz nunca tiene motivos, sólo tiene pequeñas alegrías acumuladas, y cuando se juntan muchas estallan en una risa que le dura un tiempo, pero ese tiempo es hermoso, y contagia de belleza a quien se cruce en su camino.

Es por eso que María también es hermosa, aunque no te des cuenta en el primer instante y en el segundo ya sea demasiado tarde para notarlo. Y es por eso que María es hermosa de una manera rara, es raramente hermosa, y es por eso también que María tiene muchos amigos varones, y hasta muchos ex - novios, pero pocos amores que le ocupen la cabeza ahora.

Porque María no se enamora fácil, pero cuando lo hace, se enamora para siempre.
Claro que no siempre encuentra quien le devuelva ese amor que entrega, y por eso queda sola, llorando en algún rincón para que no la vean.
Pero la ven igual, y la gente siente lastima por María en ese momento. A algunos hasta le da bronca que sienta tanto, que sienta tan fuerte, y que olvide tan lento, o que no olvide nunca.

Y es por eso que algunas personas no quieren a María, porque no entienden su forma de ser, su forma de ver la vida, su forma de amar, y su forma de amar para poder vivir. Porque María necesita ilusionarse de algo para tener ganas de salir afuera a dar vueltas por la plaza, María necesita motivos, necesita razones. Y María las consigue fácil, las consigue rápido, para ocupar la cabeza en otras cosas, en cosas nuevas, mientras que por dentro se recupera y va construyendo y remendando paredes para prepararse a lo que sea.

Pero María nunca está preparada. Y aún así sigue sin importarle si va a salir golpeada.

María a veces es tonta, desaprovecha oportunidades y después se arrepiente, pero yo más tarde la consuelo diciéndole que no fue su culpa, ella no sabe cuando debe confiar y cuando no, y a decir verdad, yo tampoco lo se.

Pero María sabe muchas cosas, y de vez en cuando me las enseña a mí, y a María muchos no la entienden, pero lo que aprendió, lo aprendió viviendo, lo aprendió con sangre, y a veces enseñarlo duele, pero lo enseña igual, para que a los demás no les lastime tanto, aunque ella sabe que de nada sirve la teoría sin la practica, y que tarde o temprano, todos vamos a sufrir, aunque sea un poquito.

María piensa que su nombre es horrible, pero a mi me gusta, debe ser por eso que lo repito tanto, por que es hermoso, porque significa poco, pero me remite a mucho. María me gusta a mí, aunque ella lo deteste.

No se si María se enamoró de mi alguna vez, pero yo si estuve enamorado de María, aunque fue en el tiempo y en el lugar equivocado, y hoy el peso de los años, y el hecho de conocernos tanto, nos juega en contra por muchos motivos.
Así que cuando María quiso jugar con mis sentimientos de nuevo, le tuve que decir que no. Y me parece que hice lo correcto. Porque no es que lo ella lo haga apropósito, ella juega porque no se da cuenta, y ella llora cuando nota que estuvo jugando.
Entonces le dije que no para ahorrarle la angustia, y si ella no lo entendió en su momento, creo que ahora me lo agradece mucho.

Ni María se llama María, ni yo me llamo Juan. A mí María me dice Ángel, y a ella, yo (y únicamente yo) la llamo Polaroid. Y María de verdad existe y de verdad esta cansada, pero yo a veces le aliviano el peso si me quedo después de la madrugada hablándole de irrealidades como a ella le gusta hablar.

Y María quiere cortar los cables, liberarse, irse lejos y poder volar. Y yo le digo que lo haga, que sólo así va a estar mejor.
Es por eso que María en dos meses me va hacer caso, y yo lo único que hago es desearle suerte, y a veces, si me animo, le digo que la voy a extrañar mucho mucho, pero la dejo ir porque la quiero, y espero que esto la haga muy feliz, porque se lo merece, de verdad se lo merece.

María en realidad debe haber sido una estrella que no se debía pisar este infierno en la tierra, pero acá está, encantándonos a todos con su personalidad. Y yo tuve la enorme dicha de conocerla, es por eso que espero, que cuando se vaya, siga estando acá.

María Sofía Borsini – Martes, 20 de noviembre de 2007.

lunes, noviembre 19, 2007

Primavera.

Miro las hojas.
Y parece que estan temblando de frío.

Miro las calles.
Y no creo que se acostumbren a no ver tus pies.

Escucho la puerta.
Me asomo y no sos vos cruzando el olvido.

Busco tus ojos.
Y no se donde fue la última vez que los ví.

Busco tus labios.
Y tampoco recuerdo donde los perdí.

Pasa la gente.
Y todos esperan el momento para ser felices.

Escucho la música.
Y cada melodía la puedo adaptar a vos.

El cielo está oscuro.
Debe ser porqué termino el invierno y aún no te he visto.

Y si te veo en primavera,
Será mucho peor.

María Sofía Borsini

Pero no quiero.

Podría borrarte con todo, con nada,
O con el viento.

Podría borrarte así nomás,
Pero no quiero.

Till te sun fall down, i will be here.
RIGHT HERE.

#2

No me imagino, realmente,
El día que deje de verte.
María Sofía Borsini

miércoles, noviembre 14, 2007

Tire y afloje.

Sabes una cosa?
Yo no te pedí nacer.

Y no se como ni por qué se te habrá ocurrido.
Pero acá estoy.
Vos me creaste, ahora, bancatela.

Y lamento mucho que te empezara a joder recién ahora, después de 17 años.

Sólo te puedo decir dos cosas:
No tenes 20 años.
Y no podes hacer lo que queres.

No, no podes, por más que tengas 53 años, estés grande, seas dueña de tu vida, y me digas que nadie te va a venir a cambiar ahora.

Porque no tenes 20 años aunque quieras aparentarlos.
Porque no sos completamente libre aunque te vayas durante todo un fin de semana, apagues el celular, te trague la tierra y nadie sepa donde carajo estás.
Ni siquiera así sos completamente libre.

Y yo no busqué contribuir a tu encierro, a tu cárcel de responsabilidades.
Ya te lo dije, no fui yo quien te pidió nacer.

Y si hubiera podido alivianar tu vida, lo hubiera hecho.

Y no sabes cuanto me entristece que ni el botox ni el bisturí te puedan quitar lo que ya viviste.
Y que ni las cremas ni el maquillaje puedan volver el tiempo atrás.

En estos tres años pasamos de todo.
Y pude ver la decadencia de nosotras dos.
Esta relación madre-hija, este “tire y afloje” que cada día se me hace más difícil de soportar.

Y las dos nos mentimos, después de papá la vida no iba a ser perfecta. Nunca lo es.
Pero hace tres años que intento acostumbrarme.
Hace tres años que “me estoy mudando”.
Y me faltan sólo dos meses para mudarme de nuevo, y esta vez mudarme en serio.

Irme lejos y no volver.
Después de tanto perseguirlo, al fin llegué.

Y no es por vos, ya te lo dije, y ya lo sabes.
Yo a vos te quiero mucho mamá, pero no podemos vivir juntas.
Y a veces las distancias hacen bien.

Hay veces que hacen bien, mucho bien.

María Sofía Borsini – Miércoles, 14 de noviembre de 2007.

Sin titulo no se cuanto.

No, no llores.
Que para eso estoy yo, el, ella, y el grupo de allá atrás que se esconde detrás de aquel farol.
Así que no, no llores que acá tenemos lágrimas en abundancia, rebalsando cualquier propósito.

Por qué mejor no te reís? Dale, dale, reite que esta bueno.
O sonreí al menos, que hace rato que nadie hace eso por acá y nosotros somos gente a la que le gusta innovar.
(Depende de en que cosas, obviamente)

Eso! Eso! Reite así!
Iluminando todo con esos dientes blancos con dos caries en algún molar que no se su nombre.
Con esos labios quebrajados por el frío o por la sal.

Ves? Ves como cambio el color a primavera?
Ves? Ves que ahora hay olor a libertad?

Yo te dije, si, te lo dije. Que hiciste mucho por esta vida que tenes acá enfrente y que te esta hablando.
Yo te lo dije, que hiciste, hiciste, hiciste. Hiciste sin parar y nunca te diste cuenta.
Pero cuanto que hiciste por mí. Cuanto. Y jamás lo notaste.
Gracias por tu desinteresada colaboración a mi felicidad.

María Sofía Borsini – Miércoles, 14 de noviembre de 2007.

viernes, noviembre 09, 2007

#1

Hay cosas que dicen mucho;
Y hay muchos que dicen cosas.

María Sofía Borsini

jueves, noviembre 08, 2007

Soledad.

Reflexioné sobre lo que estuve leyendo.
Y tenes toda la razón, y me enamore de tus palabras.

Cuando la soledad ocupa mucho lugar hay que sacarla afuera para que respire.
Y puede ser que no esta tan sola, me acompaña mucha más soledad.
Y a veces se transforma en una compañía agradable.

Y viste? Viste que se disimular muy bien?
Apuesto la vida (o lo que queda de ella) que jamás supusiste que estaba mal.
Que me moría, realmente me moría por dentro.
Y que te tenía enfrente, y que me hablabas, y te respondía, y te miraba como si nada.
Como si no me muriera, como si no.

Y después me quedaba sin palabras.
Sin palabras pero con boca, para decirlas más tarde, cuando se me acomoden en la lengua y decidan salir.

Y ponele, ponele que el domingo no me dolías.
Ponele que soporte muy bien.
Viste que buena actriz puedo ser? Lo viste?

Pero es imposible mentirte ahora, que te escribo para que no me leas.
Me bajo la presión tres veces, en una casi me desmaye.
Me volví loca al entrar en recuerdos, al perderme en libros y al ver ahí (donde ya sabes) a mi viejo yo.

Y nota, nota bien, que cuando mirada para abajo, era porque estaba a punto de llorar.
Y si te interesa saber, iba a llorar por vos,
Por muchas cosas, pero por vos en principal,
Por muchas cosas, por cosas que les des las vueltas que le des, terminan en tu nombre.
Terminan con N, empiezan con A, y dan vuelta a un universo de letras de cristal.

Y llegan, y vienen, y se van.
Y me rozan, y me ponen los pelos de punta, la piel de gallina.
Pero no te das cuenta, por suerte, de mi enamoradiza estupidez.

Soledad…
Soledad…
En realidad no estoy tan sola.
Sólo estoy muy lejos, muy pero muy lejos de lo que solía estar.

A 1012 Kilómetros de tu alma.
Pero a dos cuadras de tu cuerpo.
Pero tu cuerpo no me sirve, a tu cuerpo no lo quiero.
Te quiero a vos.
Y a la luz, que viene anexa a tu mirada.

María Sofía Borsini – Jueves, 08 de noviembre de 2007.

martes, octubre 30, 2007

Mirame.

A ver, mirame, mirame a mí
Entre la mesa que nos separa a los dos.
Mirame, deja esa estrella y mirame a mí!
Mirame cuando te hablo te digo!

Si, si, soy yo, y estaba desaparecida pero volví.
No se si volví para quedarme pero volvi.
Y esta bueno volver de vez en cuando.


Y sabes? Sabes?
Me harte!
Me harte de tantas cosas!
Me harte del ruido que hace el MSN cuando se conectan todos y no se conecta nadie!
Me harte de que nadie sepa leer!
Me harte de los espacios vacíos! Me harte de los “ehhhh…”
Me harte de que abran la boca cuando no tengan nada para decir!
Me harte cuando saben que se equivocan y la abren igual!

Y me harte del celular que no se suena, o se apaga solo, o borra los mensajes que jamás deberían llegar!
Y me harte de cuando percibo una señal y no es para mí.
Y me harte de tantas cosas! Me harte!

Y vos deja de mirar para arriba! Mirame a mi!
Dame un pequeño protagonismo!
Escuchame, créeme! Mirame maldita sea, mirame!!

Y si te enojas, que me importa!
Te grito! Te grito! Si!
Te grito! Mirame! No ves que te grito?

No ves que descargo mi odio hacia vos?
No ves que no tengo odio, pero que lo invento para gritar? Solo para gritar un rato?

No ves? De verdad no lo ves?
No lo ves? No me viste?
No me estas mirando?

Mirame vos a mi, pero no me pidas que te mire.
Yo se lo que te digo, y también se porque.

No me pidas que te mire, no seas terco-testarudo.
No me obligues a decir cosas que no digo, a usar palabra que no uso.

No me hagas hablar que sabes que no hablo.

No me hagas hablar, que sabes que no puedo.

No me hagas hablar, que sabes que no se.

Por eso escribo, porque las palabras que mueren en mi boca nacen en mis dedos y agonizan en tus oídos.
Por eso miro, porque las miradas que recaen en mis ojos cuestionan tus constelaciones.
Y por eso me callo.
Me retiro.
Me olvido.
Y me muero, me muero aquí.

María Sofía Borsini – Martes, 30 de Octubre de 2007

lunes, octubre 29, 2007

Nostalgia.

o Remembranza, o Recuerdo.
(A mi papá)

No te extrañe en los 4 cumpleaños en los que no estuviste.
Ni en los míos ni en los tuyos.
Tampoco en las 4 navidades o en los 5 años nuevos.
Si, 5 porque en el último, que se suponía el último juntos tampoco estuviste conmigo.
O yo no estuve con vos, no se quien tuvo la culpa.

Y no llore la noche en que mamá y yo tuvimos que escapar de casa,
Ni cuando tuviste ese shock emocional que ningún psicólogo ha sabido aun explicarme.

Siempre pensé que esas fiestas eran una falsa excusa de la gente mediocre para unirse con esas otras personas mediocres llamadas familia.
(A las que no podes citarles así, ni odiarlas tampoco, justamente por ser tu familia)

Y yo me sentía orgullosa de odiarlas de todos modos.

Ahora deseo que hubiera un 24 de diciembre en el que seamos 3 de nuevo en la mesa.
O cinco si vamos de la abuela.
O diez si vinieron los tíos a los que tanto detesto con los primos a los que tanto adoro.

Y no me molesta que tengas novia y que hayas dejado de verme, ni que mamá haya decidido “remodelar” su vida y no tenga tanto lugar para mí como antes.

Ok, debo reconocerlo, a veces me agobia.
Por ejemplo en esos momentos en los que me enojo con ella sin tener ninguna razón.
O cuando estamos hablando de cómo fue mi día y le suena el celular.
Porque ni Pablo ni la mamá de Belén son mi familia.

Y quizás no me acostumbre nunca a que mamá tenga tantas amigas, o a que nos arreglemos juntas para salir los sabados a la noche, o que nos pelemos por quien usa la pollera de Jean o las botas negras.

Quizás no me acostumbre nunca a tu ausencia tampoco. Y quizás siga teniendo pesadillas con tu regreso algunas noches más.

Intento no acordarme de vos en ningún momento.
Ni los 8 de mayo ni los días del padre.
Pero hay días en los que no puedo evitarlo.
Por ejemplo en esas películas de Spielberg que nos gustaba tanto ver juntos, cuando no tenía idea de quien era Spielberg ni que esas películas eran de él.
Cuando disfruto de tener la tranquilidad de que nadie me moleste, de que nadie me pregunte con quien voy a salir ni a que hora voy a volver.
Y cuando a veces me gustaría que tener alguien con quien enojarme por no querer que me cuide tanto.

Y hay muchas cosas que aún no se.
No se como se puede arreglar la desesperanza de un sueño vencido.
No se como se puede reparar el dolor verdadero de un corazón roto.
No se como se puede recuperar la confianza cuando se pierde.
No se como se crea la fe cuando no existe.
Ni tampoco se como te digo… Como les digo… Que lo siento, que realmente lo siento.

Podemos volver a la casa?
Podemos ser solo nosotros dos los sábados a la mañana?
Podemos pasar nuestras largas tardes charlando, mirando tele, jugando?
Podemos pelear como antes? Podemos?

Puedo gritarte que te odio y no arrepentirme porque ambos sabemos que no es verdad?
Puedo no decirte nunca jamás que te quiero porque decirlo en 13 años siempre estuvo de más?

Podemos borrar el 22 de febrero?

Me ayudas a estudiar otra vez en la escuela?
Me haces los resúmenes otra vez?
Me enseñas todas esas cosas que nunca nos enseñan?
Me contas como un cuento la historia mundial?

Olvidémonos de todo.
Podes volver a ser el papá ideal?
El que dejaba de lado el trabajo y se quedaba con nosotras en la pileta a jugar?

Quiero apretarnos los tres en la cama!
Quiero abrazarte! No quiero crecer!

Quiero volver todo el tiempo perdido,
Quiero, quiero, quiero…
Quiero soñar un rato.

Perdoname papá, perdoname.

María Sofía Borsini – Lunes, 29 de octubre de 2007.

martes, octubre 23, 2007

Se apaga el sol.

(Gracias Carlos)

Se apaga el sol, la luz, la vida.
No quiero estar cuando me lo confieses.
Ya se que la amas tanto.
Pero no me lo digas.
Se apaga tu luz, eterna gloria mía.
Se apaga el sol, se apaga el sol, se apaga el sol.
Se suicida la única esperanza del 2007.
Se vota toda primavera de junio.
Llegaste al punto obvio. Muy bien, te felicito.
Se apaga el sol! Se apaga!

Vos y tus septiembres mortales!
Como los odio!

Y se apaga la luz! Cuidala!
Se muere el sol en llamas!
Saldrá de nuevo mañana?

Solo me resta esperar que a la esperanza le crezcan alas.
Pues esperemos, esperemos aquí.
Mi cabeza y yo.

Se demora si esta nublado, pero sale.
Sale tarde o temprano.

Esa luz hermosa! Tanto que brillaba!
Se tiño se realidad y se extinguió.
Que lastima, que lastima…

Saldrá algún nuevo sol, esperare la magia del alba.
Espero…

Gonna get better, gona get better, better, better, better, better...


María Sofía Borsini – Martes, 23 de octubre de 2007.

!?!

Apágame el sol por favor.
No quiero ver tus manos…
Atadas a las de ella.
Baja el calor, calla tu voz.
No quiero escucharte decir que la amas, no quiero.
Ensordecé mis oídos y cegá mis ojos.
No quiero percibir nada más.

Y alguna vez tu voz fue mía…
Alguna vez.

...Se apaga el sol, se apaga el sol, se apaga el sol...


María Sofía Borsini – Martes, 23 de Octubre de 2007.

domingo, octubre 14, 2007

Sin titulo 4.

No sabía lo que significaba tirarte el humo en la cara.
Y ahora que me lo contaste, esta bueno.
Ahora voy a disfrutar de soplarte mi principio de cáncer
Y ver como cerras los ojos, lagrimeas, y fruncís el gesto y corres la nariz.

Hacia rato que tenía ganas de verte, vos sos ese punto de partida al que siempre puedo volver.
Y desquitarme un rato por las injusticias, las justicias y todas esas cosas q me pasan y no se si me van a servir de algo.
Y vos siempre estas, y vos siempre accedes, esta bueno tener a alguien que nunca te va a decir que no.
Menos amor, en vos puedo encontrar cualquier cosa.
Cualquier cosa.
Y se siente bien, es relajante.

Además en vos encuentro algo que no encuentro en nadie más: comprensión.
O al menos ganas de escucharme, o quizás me escuches sin ganas y quizás no te importe lo que digo, pero escuchas.
Te callas y escuchas. Eso también esta bueno.

Magia irreal que se siente al entrar en otra piel.
Sos como un vicio imposible de dejar.
Y realmente, como te dije anoche, no se como seré el día en que realmente no te vea más.
No me escuches más. No me contes tus cosas, y no estés físicamente ahí.
Va a ser raro, estoy segura que me va a faltar algo.
Me va a faltar un pedazo de mí, justamente ese pedazo que me conoce tan bien, mejor que yo misma.
Y no encontrarme, y no conocerme, y no saber adonde voy a estar parada sin tus pies.
Va a ser difícil.
Muy difícil.

Sos el hermano perfecto, y tus labios siempre fueron tan dulces.
O tan salados. O tan a punto.
Sos el amigo ideal, y tus palabras siempre fueron tan sabias.
O tan precisas. O tan exactas.
Sos un ex – novio caótico, y tu presencia siempre fue un problema.
O una ventaja. O un respiro.
O una realidad…
Siempre estuviste ahí.
Eso es lo que cuenta.
Y creo que siempre vas a estar.
O al menos quiero creerlo.

Y es que siempre estarás, siempre estarás en mí…

María Sofía Borsini – Domingo, 14 de octubre de 2007.

sábado, octubre 13, 2007

Sin titulo 2.

Llegue a este fastidioso punto de nuevo.
A este punto en el que ya no pido amor, sino que solo pido que me dejen amar.

Que me dejen amar, nada más.
Mira que insignificante lo que pido!

Si, claro que es insignificante, si, claro que puedo amar libremente, si, claro que me dejas amar, pero…
Y si te pido que me dejes amarte?
Ahí ya no lo ves tan fácil. Ahí ya te pongo en aprietos incómodos, en explicaciones inútiles, en palabras vacías.
Ahí ya empezas a mentir como mejor te sale, de la forma en que nunca creíste poder hacerlo.

Y ahí yo creo que te creo y creo más de lo que debería creer.

Pero no concedes mis deseos, mis humildes deseos, de entregarte amor, y no recibir nada a cambio.
Cual es la parte que no te beneficia del juego? No te pido amor! Solo te ruego que me dejes amarte!

Pero seguís rehusado, excluido a mis caprichos, egoísta de mi felicidad.
Te mantenes indemne a mis antojos, justamente ahora.

Lamento informate entonces, que nada podrás hacer para cambiar mis voluntades.
No pienso, no dificulto, ni siquiera considero dejar de amarte.
Jamás se cruzaría por mi mente.
Así que tendrás q vivir con ello.
Así como yo aprendí a soportarlo.

Y así veras como un simple clamor se convirtió en un intolerable, abusivo, fastidioso deseo irrealizable.
Y así veré como finalmente, consigues cansarte de mí.
Hartarte de mis palabras, de mis acciones y de todo mi ser.
Y así, atiborrado, saturado, saciado, colmado, repleto y atestado, veras como puedes decirme que no deseas verme más, ni en el más ínfimo instante de toda esta eternidad en la que me has sumido.

Y así terminare por ver, como logro perder lo poco que quedaba, cuando todo lo que deseaba hacer era recuperarte.

Pequeñas conclusiones que hacen a los grandes errores.
Maldita dependencia que creaste en mí.

María Sofía Borsini – Lunes, 17 de septiembre de 2007.

viernes, octubre 12, 2007

Perdón.

Perdón.
-Por qué?
Por todo.

Perdón por moverte los hilos acordes a mi felicidad.
Y por hacerte creer que no planeo estas cosas, cuando en realidad sí,
Están fríamente calculadas en los rincones de mi mente.

Puede ser que me consideres psicópata, o algo así.
Y tendrías toda la razón en juzgarme.

Pero necesitaba sentirte dentro mío.
Rendirle cuentas a tu cuerpo.
Volver a acariciarte al menos una vez más.

Negarte no podrías, sería solo cuestión de instinto.
Y no hace falta que lo digas, no muevas esos maravillosos labios por favor,
Ya se que no sientes nada. Lo se, y no me importa.
Déjame morir de amor, déjame ilusionarme.
Déjame creer que me quieres, que aun me quieres pero que por algún extraño motivo no quieres decírmelo.
No lo desmientas, por favor, no lo hagas!
Que te cuesta seguirme en mi dulce drama? Solo mentiras para construir mi felicidad, no te pido mucho más que eso. Palabras, palabras vacías y nada más.

Y perdón también por entrar en tu vida, sabia que era peligrosa.
Y fui tan egoísta en adueñarme de ti como motivo de la mía. Pero se sintió bien. Se sintió muy bien.

Y te digo más, sabía que no era para siempre.
Porque nada es para siempre.
Pero más sabia que no sería para mucho.
Y aun así, no quise creerlo.

Y supe desde el primer instante que me iba a doler profundamente.
Y no se en que momento la diversión se transformo en bondad.
En aire, en vicio o necesidad.
Te juro que no me di cuenta, de saberlo hubiera frenado.
Hubiera dicho “basta! Esto es demasiado, hay muchos sentimientos enredados y estoy segura que voy a perder. Y voy a perder mucho.”
Pero no lo hice. No frene.
Y acá estoy, ya me ves.

Y otra vez perdón, por hacerme la sorprendida al verte.
Cuando ya sabia que te iba a cruzar ahí.
Por preguntarte como estabas, por intentar tener una conversación normal, banal y típica.
Y por responderte que yo también estaba bien, que estaba muy bien.
Y era mentira.
Por hacerme la alcoholizada para que me acompañes a mí casa.
Por invitarte a pasar.
Por decirte todo lo que no me animaría a decirte si no supiera que después podría justificarlo en el alcohol.
Por hacerme la que no era yo, la que no estaba conciente, la que no sabia lo que hacia.
Por robarte un beso.
Dos, tres o cuatro.
Por acariciarte, por tener tus manos de nuevo.
Por sentirte otra vez.
Y por terminar la historia.

No fue tu culpa seguir mi juego,
Mi mente a veces se torna oscura, resbaladiza, complicada.

Perdón de nuevo.
Fue completamente mi intención.
Recién ahora se me aclara la percepción.
Recién ahora puedo pensar.
Y estuve mal.
Y me equivoque.
Perdón.

María Sofía Borsini – Viernes, 12 de octubre de 2007.

Sin titulo 5.

No se que te pasa,
Y no me animo a hablarte.
Pero se que estas mal.

Se que estas mal porque se te llenan los ojos de lagrimas, pero no lloras.
Se que estas mal porque cuando busco tu mirada, me esquivas.

Y lo se, y me doy cuenta, y lo noto.
Y estas mal.

Muy mal.
Y espero que lo que te dije no tenga nada que ver con esto.
Y espero no estar contribuyendo a tu soledad.
Pero estoy segura que estas mal.

Y aunque sea tan obvio y nadie lo vea, quiero que sepas que yo sí.

Te juro que yo sí.
Acordate siempre que alguien en el mundo piensa en ti.
Y yo, de una forma u otra, lo hago.

Te juro que no hago.
Aunque vos no lo sepas.



Estabas sentado junto a mí mientras yo escribía sobre vos,
Y vos sin saberlo…
Pero creo que lo notaste,
Porque te fuiste lejos, te sentiste incomodo.

Yo también estoy incomoda después de lo que paso,
O de lo que no paso mejor dicho…

Y me acuerdo perfectamente que cuando yo explote mi crisis, vos estabas ahí.
Y me gustaría que estar para ti ahora.
Me gustaría que esa frase que tanto decimos, que tanto repetimos sea real, sea cierta en este momento.
Y que sepas que “estoy siempre” o al menos intento estarlo,
Pero no se como.

Disculpa, se que necesitabas a alguien.
Y quería estar ahí, pero no pude.

En estos días la amistad se me hace muy difícil,
Sobre todo con vos, que siempre fuiste mi amigo.

María Sofía Borsini – Lunes, 24 de septiembre de 2007.

sábado, octubre 06, 2007

Felicidad.

La felicidad es una emoción, nada más.
Y como toda emoción, dura un momento y luego se va.
Puedo nombrarte tres o cuatro momentos extremadamente felices que me ocurrieron esta semana.
Pero no por eso soy feliz.
Es más, no se si soy feliz.
Y tampoco tengo ganas de pensar si lo soy.

Además, creo que el humano es un ser incapaz de ser feliz.
Al menos serlo constantemente.
No se puede mantener la felicidad como estilo de vida, pero igual, todos nos creemos falsamente felices.
Es como cuando te preguntan “¿como estas?” y respondes “bien”, aunque muchas veces no lo estés.
Es más, creo q mucha veces al otro ni siquiera le interesa lo que vas a responder.

Pero igual lo preguntan, como un estupido deber moral.
Hacerse que se interesan por tu vida.
Hacerse los interesados en alguna otra vida que no sea la propia.

Hay muchas cosas que no voy a entender nunca.
Y hay tantas otras en las que ni siquiera pienso si tendrán o no explicación.
Las dudas son como alfileres de hierro clavados en el cuerpo, me ayudan a sostenerme, a estar en pie.
Pero no se cuanto duraran antes que el oxido me carcoma por dentro.

Hablo de felicidad, pero veo el sentido pesimista de la vida.
Es que hablar de felicidad me pone así.
Porque se que soy incapaz de contenerla.
Porque se que cuando golpea mi puerta, y la invito a pasar, y se sienta conmigo, en la misma mesa, y charlamos, y tomamos el té, y estamos, y nos hacemos amigas, y parece que se va a quedar, que se va a quedar para siempre…

Es justo ahí cuando se me escurre como agua entre las manos.
Agua más liquida que el mismísimo agua.

Pero no aprendo, no, nunca aprendo.
Como todo humano, tropiezo más de mil veces con la misma piedra que siempre se mantuvo ahí, en el mismo lugar.

Y me vuelvo a emocionar, y vuelvo a ser feliz, y mis ojos se vuelven a llenar de brillo.
Sí! Brillo autentico de la verdadera felicidad!

Y otra vez, vuelvo a caer cuando te marchas.
En un pozo interminable, sin final.
Y me desgarro inútilmente los dedos, intentando trepar de nuevo adonde haya luz solar.

Y es ahora que estoy otra vez en cero, no tan lista para volver a empezar.
Y es entonces ahora cuando me detengo, y pienso, que la nada absoluta, se parece tanto a vos.

María Sofía Borsini – Sábado, 06 de octubre de 2007.

Hola, mi ángel.

Estaba durmiendo en una de esas noches en las que no esperaba que pasara nada, como en tantas otras.
Como en todas las noches de mi vida.

Y entonces, sonó el celular…

¿Quién podría ser a esta hora?
Sinceramente, no lo sospechaba, no me lo esperaba.

-Hola, mi ángel. (Era un ángel, definitivamente era un ángel)
-Hola, como estas?
-Bien, ahora que escucho tu voz, mejor.
-Me alegro.

(Silencio)

-Soy feliz y por culpa tuya, te quiero.
(No pude resistir a mi genio, tenia que decírselo)
-Yo también, sabes?
-No, no sabía.
-No lo sabías?
-Vos nunca hablas.
-Estoy enamorado. (Shock!)

(Silencio. Rotundo, dulce, interminable y perfecto silencio)

-No me vas a preguntar de quien?
-No podría imaginarlo, de quien?
-De vos. (Otro shock!)

(Otra vez, silencio, más rotundo, más dulce, más interminable y más perfecto que el anterior)

-Me voy a dormir, te extraño.
(Demasiada perfección en la realidad por hoy)
-Besos, cuando quieras.
-Pronto.
-Sí, pronto.
-Te amo. (Tenía que decírselo, tenía que hacerlo)
-Yo también.
-Vos también que?
-Yo también te amo.

(Corto)


Listo, ahora puedo morir en paz.
Ahora soy feliz.


María Sofía Borsini - Domingo, 10 de junio de 2007

jueves, octubre 04, 2007

Miedo.

Hoy me desperté con miedo.
Le tengo miedo a la muerte.
No se porque, pero siento que la vida se me escapa demasiado rápido.
Y apenas tengo 17 años.
Estoy aguardando momentos, para poder retenerlos.
Para que se esfumen, como los colores de tu mirada, que no se donde están, que ya no los veo.
Hace exactamente 40 noches que percibo en blanco y negro.
No esta tan mal, al menos puedo ver.
Pero ese no es el punto.
El punto es que tengo miedo.
El punto es que quiero hacer demasiadas cosas.
El punto es que quiero vivir más.
Y no se si me va a alcanzar el tiempo.
Este debe ser el mensaje más importante que he hecho.
Este es un verdadero dialogo hacia el interior de mí.
Mi interior me dice que tengo miedo, miedo de morirme, y quizás morirme sin ti.
Y se que apenas tengo 17 años, pero no puedo creer ya haber llegado hasta aquí.
Hace apenas dos años que he crecido, hace apenas dos años que se quien soy, o al menos creo saberlo.
Pero no parecen dos años.
No, no lo parecen.
Y tengo miedo, mucho miedo.
Que el resto de la vida se me escape tan rápido.
Tan rápido como la búsqueda intensiva que hice para encontrarme.
Tengo miedo a que el tiempo no sea suficiente, porque se que nunca lo es.
Y que jamás pueda terminar mi obra, y que jamás nadie se entere siquiera que existí.
Porque sí, existí, estuve aquí.
Y eso es algo que me gustaría que se supiese.
Que a pesar de temerle a la muerte viví, si, viví, tuve un cuerpo, un alma, una mente.
Quiero dejar un huella. Y se me esta haciendo tarde.

Estoy lista para vivir,
Vivir con miedo a la muerte.
Por favor abran esa puerta. Afuera me espera el sol.

María Sofía Borsini – Domingo, 30 de septiembre de 2007.

Sólo dos minutos más.

En los últimos días me transforme en la nada, no era mas que una sombra cargada de palabras, que no reía, que ya no hablaba.
Solamente una sombra sola, que sólo sola caminaba.
El placer de estar triste, le llamaba.
Fue entonces que pensé, porque no terminarla? Si de todas formas nada era lo que de la nada ganaba.
Fue entonces ahí que vi, que si no yo no existiera, nada cambiaria y seguiría ahí la luz de su mirada.
No se si morí de amor, no se si morí de lagrimas.
Sólo se que morí, eternamente morí en la nada.
Era demasiada realidad y tanto yo no soportaba, se me hacia difícil ver cuando los ojos con cristales de sal se me empañaban.
Y entonces salí a caminar, por las calles, a ver si a mi misma me encontraba.

Y me acuerdo que un instante preciso, en esos de los tanto quise evitarte, te cruce, a vos, a tus ojos, a esa única ventana que me permitía conocerte.
Y vi en ese mar profundo el azul donde caería eternamente.
Y fue ahí, justamente, que termine de marchitar esa ínfima vida de suerte, y por fin morí, en la calle que habían pisado tus pies dos segundos antes.
El viaje comenzó raro, como mareado, como oscurecido, como real, como eterno, pero no sentí dolor alguno, no quedaba ninguno, no sentía peso, no se si ya era yo, no se quien era, y disfrute como el alma se me desprendía del cuerpo.
Pero recordé, en esa precisión de segundos recordé, que aún quedaba una deuda, no podía marcharme así, no podía dejarla eterna.
Y tuve la oportunidad y volví, a ver tus pies, a ver la tierra.
Y me tape los ojos para no verte. Me tape los ojos para no ver tus ojos. Y dije aquello que nunca había podido decirte, y lo dije porque se que fueron las últimas palabras, porque tuve la oportunidad de decírtelas, porque si no hubiera planeado esto me hubiera marchado, y quizás nunca te hubieras enterado. Pero quería decírtelo, quería que lo supieras, o al menos que lo recordaras.
Si, que lo recordaras.
Fueron muchos menos que dos minutos, estoy segura.
Quizás te parecieron más porque no hablaste, porque sólo me miraste mientras balbuceaba esa estúpida frase, pero, lamento si fue estúpida, tenía que decírtela.
La culpa no iba a ser tuya, la culpa no iba a ser de nadie, pero era tan lindo soñar en las nubes, pero era tan lindo flotar en el aire…
Y ahora me marcho tranquila, más liviana que antes.
Ahora estoy realizada, ahora que se que lo sabes.
Y si me quedaba alguna deuda, pues bueno, esa deuda ha sido totalmente saldada.
Sí, ya se que son mucho, que son solamente palabras. Pero nada más que eso podía yo ofrecer, porque esta vez si que ya no me quedaba nada.

Y aquella tarde de Junio 10 en la que nada por perder tenía, termino convirtiéndose en esto, la causa de mi agonía. Pero no te alteres que no te culpo, se perfectamente que la culpa ha sido mía.

No te robo más el tiempo, ahora si me marcho, luz eterna mía!

María Sofía Borsini – Lunes, 17 de septiembre de 2007.

Diría que demasiado.

La vida cambio mucho mucho. Diría que demasiado.
Y por si no lo habías notado, no me agradan para nada los cambios.

Tener tanta tranquilidad es agobiante. Y estoy harta de gastar tanto tiempo en mí. El celular ya no suena y el Chat me aburre completamente, porque solo te espero a ti, pero es a ti a quien luego no puedo hablarle.

Y aún no entiendo en que momento pasamos a esta situación.

No se, te juro que no lo se.
De un día para el otro ya no te tenía, así nomás, tan rápido, como un flash.
Y ya te dije, que los cambios no me agradan. Y mucho menos estos, que además de no simpatizarme, me hacen mal.

Estoy buscando a la fuerza de voluntad pero esta vez no la encuentro disponible. Sinceramente, no se si tengo ganas de ponerle ganas a la vida. Y es obvio que no te diste cuenta, porque algo que gane con el tiempo fue la habilidad de disimular, de cómo poder estar tan mal y que no se note para nada.

Hay veces, muy pocas veces, en las que si pensas rápido en otra cosa y apretas los labios con fuerzas, podes encubrir no llorar. Y hacerte la que no paso nada, la que esta todo bien, todo más que bien.

Eso es otra cosa que me daba miedo, el estar todo más que bien. La perfección es parecida al sarcasmo. Nada ni nadie es perfecto, justamente porque ser perfecto sería insoportable.

Y demasiada perfección de tu parte me estaba preocupando…

Bien hice en preocuparme, que de nada me sirvió, porque de todas formas explotaste tu verdadero yo en el momento menos indicado, bah, en un momento, cualquiera hubiera sido el menos indicado. No hay un buen momento para las cosas que no queremos escuchar.

Y ahora, como veras, estoy perdiendo el tiempo en auto-convencerme de que así estoy mejor. En acostumbrarme a que todo el mundo haga lo mejor para mí, aún cuando no sea lo que yo quiera.
Decir que “así es mejor” es menos responsabilidad, menos culpa para acarrear con uno mismo.
Ser impersonal y creer que pensamos en el otro es como sacarse un peso de encima.

Y vos te lo sacaste.

Pero sí, la vida cambio demasiado, ahora me emborracho sólo porque no quería que tu lo hicieras, ahora fumo sólo porque detestaba tanto verte fumar.
Ahora hablo, ahora siento, pienso, me valoro, escucho, me hago escuchar, me muestro tal cual soy, actúo un poco, escribo, dibujo, pinto, canto, bailo, lloro mucho, soy feliz, soy infeliz, estoy bien, disfruto de los días, disfruto de estar triste, encuentro el placer de cada cosa e intento vivir el presente, sólo porque contigo jamás lo hice.

Y le digo a todo el mundo que crecí.
Y le digo a todo el mundo cuanto me ayudaste.
Y le digo a todo el mundo que ya lo supere.
Y creo que el mundo me cree.
Y creo que me lo creo.

La vida cambio mucho mucho, sí.
Y a nadie le importa, y nadie se da cuenta.
Nadie piensa en ti como tu mismo lo haces.
No, nadie. Absolutamente nadie.

María Sofía Borsini – Domingo, 23 de septiembre de 2007

Contradicciones.

-Venís a fumar a la terraza o no?
-Esta lloviendo.
-Y a mí que me importa?


Sí, lo se, detestaba que fume, ver ese cigarrillo consumiéndose en sus labios me llenaba de Odio, sí, Odio con mayúscula.
Pero lo quería bastante, porque él, de una forma u otra se hacía querer, sí, lo quería bastante porque él se hacía querer de ese modo.
Como ya les dije, lo quería, y ese día, quería verlo.
Junio 10, inolvidable.
Llego fumando y subió las escaleras, fumando también, yo lo veía desde acá, desde la terraza, donde lo estaba esperando, como habíamos pactado.
Y puedo jurarles, sí, puedo hacerlo, que hoy no me importaba el humo, hoy solo me importaba él.
Y llego a mi encuentro.

Amaba el silencio, (y aún lo amo, creo).
Amaba el silencio pero en ese instante odie que no hablara.
Estaba esperando que dijese algo, y creo que él esperaba lo mismo.
Y me hacía la interesante y le pedía una pitada de su cigarro, de ese cigarro que tanto odiaba en él, y lo aspiraba, profundo, profundo, a veces demasiado, y me ahogaba novatamente, debo haber parecido muy estúpida, pero creo que a él no le importaba, no le molestaba en lo más mínimo, es más, creo que le gustaba mi manera de fumar, mi estúpida manera de fumar.

Y ahí seguíamos, mirando la nada.

Cuando las distancias nos separaban éramos de los más unidos, y ahora que estábamos tan cerca, estábamos distanciados. Era extraño. Y aún lo es. Pero en ese momento descubrí cuanto me fascinaba la rareza, cuanto necesitaba de ella para sentir que sentir valía la pena.

Sí, amaba el silencio, pero no hay que abusar, tanto silencio no podía hacernos bien, y sentía que todo se iba a ir al carajo si alguien no decía algo, y ese algo debía ser pronto, debía ser ya. Sí, ya.

Entonces busque en mi mente los motivos, las circunstancias, las frases hechas y los hechos que no servían para frases, y claro, como era de esperarse, y como ya supondrán aquellos que me conocen, no me salió ni una maldita palabra.

Balbucié idiotamente, porque claro, todo lo que en el momento preciso nos parece de lo más lógico, a la lupa de los años nos parece terriblemente idiota. Es normal, es humano.
Sí, claro, es humano ser idiota. Y mucho más cuando se esta enamorado, o cuando se cree estarlo.

Pero, me había dicho que me amaba, lo había dicho, lo recuerdo bien, si fue por eso que junte coraje para hablarle hoy, bueno, “hablarle”, es un decir, ustedes entienden.

No se bajo que circunstancias alcohólicas lo dijo, y no quiero pensar en las circunstancias mentales, además, teniendo en cuenta que ahora decimos “te amo” como si dijéramos “hola”, no me sorprendió, bueno, si, me sorprendió pero no mucho, o quizás mucho, pero me hice a la idea, o no, pero soy fácilmente acostumbrable a algunas cosas, no a todas.
Pero esta era una de esas cosas.

No tenía nada que perder, al menos no en esta instancia, así que, si todo terminaba bien, venía la parte del beso, como en toda buena novela melosa y pegajosamente adorable. Y si terminaba mal, bueno, no se, no me puse a pensar en ese momento que pasaría si terminaba mal, como dije antes, no tenía absolutamente nada que perder, nada de nada (o eso creía).

Por suerte ese día termino bien.

Time has told me, you are rare, rare to find
A troubled cure for a troubled mind.

María Sofía Borsini – Lunes, 17 de septiembre de 2007