Estaba durmiendo en una de esas noches en las que no esperaba que pasara nada, como en tantas otras.
Como en todas las noches de mi vida.
Y entonces, sonó el celular…
¿Quién podría ser a esta hora?
Sinceramente, no lo sospechaba, no me lo esperaba.
-Hola, mi ángel. (Era un ángel, definitivamente era un ángel)
-Hola, como estas?
-Bien, ahora que escucho tu voz, mejor.
-Me alegro.
(Silencio)
-Soy feliz y por culpa tuya, te quiero. (No pude resistir a mi genio, tenia que decírselo)
-Yo también, sabes?
-No, no sabía.
-No lo sabías?
-Vos nunca hablas.
-Estoy enamorado. (Shock!)
(Silencio. Rotundo, dulce, interminable y perfecto silencio)
-No me vas a preguntar de quien?
-No podría imaginarlo, de quien?
-De vos. (Otro shock!)
(Otra vez, silencio, más rotundo, más dulce, más interminable y más perfecto que el anterior)
-Me voy a dormir, te extraño. (Demasiada perfección en la realidad por hoy)
-Besos, cuando quieras.
-Pronto.
-Sí, pronto.
-Te amo. (Tenía que decírselo, tenía que hacerlo)
-Yo también.
-Vos también que?
-Yo también te amo.
(Corto)
…
Listo, ahora puedo morir en paz.
Ahora soy feliz.
María Sofía Borsini - Domingo, 10 de junio de 2007
sábado, octubre 06, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario