sábado, octubre 13, 2007

Sin titulo 2.

Llegue a este fastidioso punto de nuevo.
A este punto en el que ya no pido amor, sino que solo pido que me dejen amar.

Que me dejen amar, nada más.
Mira que insignificante lo que pido!

Si, claro que es insignificante, si, claro que puedo amar libremente, si, claro que me dejas amar, pero…
Y si te pido que me dejes amarte?
Ahí ya no lo ves tan fácil. Ahí ya te pongo en aprietos incómodos, en explicaciones inútiles, en palabras vacías.
Ahí ya empezas a mentir como mejor te sale, de la forma en que nunca creíste poder hacerlo.

Y ahí yo creo que te creo y creo más de lo que debería creer.

Pero no concedes mis deseos, mis humildes deseos, de entregarte amor, y no recibir nada a cambio.
Cual es la parte que no te beneficia del juego? No te pido amor! Solo te ruego que me dejes amarte!

Pero seguís rehusado, excluido a mis caprichos, egoísta de mi felicidad.
Te mantenes indemne a mis antojos, justamente ahora.

Lamento informate entonces, que nada podrás hacer para cambiar mis voluntades.
No pienso, no dificulto, ni siquiera considero dejar de amarte.
Jamás se cruzaría por mi mente.
Así que tendrás q vivir con ello.
Así como yo aprendí a soportarlo.

Y así veras como un simple clamor se convirtió en un intolerable, abusivo, fastidioso deseo irrealizable.
Y así veré como finalmente, consigues cansarte de mí.
Hartarte de mis palabras, de mis acciones y de todo mi ser.
Y así, atiborrado, saturado, saciado, colmado, repleto y atestado, veras como puedes decirme que no deseas verme más, ni en el más ínfimo instante de toda esta eternidad en la que me has sumido.

Y así terminare por ver, como logro perder lo poco que quedaba, cuando todo lo que deseaba hacer era recuperarte.

Pequeñas conclusiones que hacen a los grandes errores.
Maldita dependencia que creaste en mí.

María Sofía Borsini – Lunes, 17 de septiembre de 2007.

No hay comentarios: