No sabía lo que significaba tirarte el humo en la cara.
Y ahora que me lo contaste, esta bueno.
Ahora voy a disfrutar de soplarte mi principio de cáncer
Y ver como cerras los ojos, lagrimeas, y fruncís el gesto y corres la nariz.
Hacia rato que tenía ganas de verte, vos sos ese punto de partida al que siempre puedo volver.
Y desquitarme un rato por las injusticias, las justicias y todas esas cosas q me pasan y no se si me van a servir de algo.
Y vos siempre estas, y vos siempre accedes, esta bueno tener a alguien que nunca te va a decir que no.
Menos amor, en vos puedo encontrar cualquier cosa.
Cualquier cosa.
Y se siente bien, es relajante.
Además en vos encuentro algo que no encuentro en nadie más: comprensión.
O al menos ganas de escucharme, o quizás me escuches sin ganas y quizás no te importe lo que digo, pero escuchas.
Te callas y escuchas. Eso también esta bueno.
Magia irreal que se siente al entrar en otra piel.
Sos como un vicio imposible de dejar.
Y realmente, como te dije anoche, no se como seré el día en que realmente no te vea más.
No me escuches más. No me contes tus cosas, y no estés físicamente ahí.
Va a ser raro, estoy segura que me va a faltar algo.
Me va a faltar un pedazo de mí, justamente ese pedazo que me conoce tan bien, mejor que yo misma.
Y no encontrarme, y no conocerme, y no saber adonde voy a estar parada sin tus pies.
Va a ser difícil.
Muy difícil.
Sos el hermano perfecto, y tus labios siempre fueron tan dulces.
O tan salados. O tan a punto.
Sos el amigo ideal, y tus palabras siempre fueron tan sabias.
O tan precisas. O tan exactas.
Sos un ex – novio caótico, y tu presencia siempre fue un problema.
O una ventaja. O un respiro.
O una realidad…
Siempre estuviste ahí.
Eso es lo que cuenta.
Y creo que siempre vas a estar.
O al menos quiero creerlo.
Y es que siempre estarás, siempre estarás en mí…
María Sofía Borsini – Domingo, 14 de octubre de 2007.
domingo, octubre 14, 2007
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